Fue extraordinaria la experiencia de ver la energía tan hermosa durante los dos días de presentación del libro, Arte y Cultura como Terapia: Museos islandeses y el alzhéimer, los 19 y 20 de septiembre. A continuación adjunto algunas de las imágenes de la conferencia de Francesca Rosenberg en Salurinn Kópavogur donde ella explicó el programa de MoMA, „Meet me at MoMA“, además de imágenes de los talleres en el Museo Nacional de Arte. Allí trabajábamos con la exposición „Tesoros de la Nación“ con “modos de mirar” a través del arte, literatura, música y la arquitectura en colaboración con artistas y estudiantes de la Academia de las Artes.
domingo, 15 de octubre de 2017
Con Francesca Rosenberg: Modos de ver el arte de la pintura
En su taller, Modos de ver el arte de la pintura, Francesca Rosenberg eligió observar el cuadro ‘Bassabáturinn’ (‘El barco del dirigente’) (193) de Gunnlaugur Scheving (1904 – 1972). El cuadro le facilitó extraer conexiones con la cultura general islandesa además de atraer temas y experiencias de los asistentes relacionadas con el mar, relaciones familiares, comunicación, el trabajo y el tiempo.
Con Andri Snær Magnason: Palabras, libertad e imaginación
En su taller, Palabras, libertad e imaginación, el escritor Andri Snær Magnason eligió dos cuadros, el “Fjall”(Montaña) (1998) de Georg Guðni (1961-2011) y “Attending” (Atender) (1973) de Hreinn Friðfinnsson (n.1943)). Entre ellos, creó un diálogo pidiendo los participantes describir sus impresiones con la primera palabra que les viniese a la mentes al mirar el cuadro.
Con Kristín Valsdóttir: Narraciones musicales
Para su taller Narraciones musicales, Kristín Valsdóttir eligió Nervescapes VIIde Hrafnhildur Arnardóttir / Shoplifter (n.1969) donde los músicos atraerían a los participantes a un paisaje emocional conde conectarían el uno al otro.
Con Javier Sánchez Merina: Creando el museo más familiar
El arquitecto Javier Sánchez Merina, junto con alumnos de arquitectura, había preparado su taller Creando el museo más familiar en colaboración con un Centro de día y voluntarios que sufrían la enfermedad de alzhéimer. Los estudiantes de arquitectura trajeron muebles familiares desde sus casas para transformar el museo y crear “escenarios naturales” donde los participantes podían sentirse como en casa.
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